Lo que nunca se tendrá. Porque, sin razón alguna, sigo obsesionada por la nostalgia de lo que nunca tendré y lo que nunca será.
Yo quería rendirme.
Al menos una vez.
Bajar la guardia,
destruir el muro.
Yo quería liberarme.
Al menos una vez.
Entregarme completa,
vaciarme de mí.
Yo quería quebrarme.
Al menos una vez.
Sin juntar las partes,
dejarme ir.
Y entonces te encontré.
Y me rendí.
Y qué bien se sintió.
Y me liberé.
Y cuánto dolió.
Y me quebraste
Y me quebré.
Sin juntar las partes.
Vacía, incompleta.
Irreparable.